Ante un partido que promete, es propio de la ciencia del fútbol que todo se quede en el aire, que lo que parece una bomba se hunda y los partidos decepcionen, pero parece que en el Emirates alemanes e ingleses no se enteraron del tópico.
Los primeros compases el Bayern no trenzó ocasiones ni mantuvo largas posesiones, el Arsenal salió con fuerza, con un Flamini-Wilshere en la sala de máquinas y con Alex-Özil-Santi en tres cuartos. Sorprendete suplencia de Giroud y el vértice fue responsabilidad de Yaya Sanogo, el gigante de la cantera.
El arsenal encontró facilidad para en tres cuartos jugar con ritmo ya que Javitxu, no estaba acostumbrado al pivote y no siguió el ritmo del Arsenal. El Arsenal estuvo por encima, hasta un momento que cambio el partido, y la eliminatoria. El italiano con el pito otorgó la pena máxima a los gunners y Mesut cogió la responsabilidad desde los 11 metros. Y todo se quedó, como nos tiene acostumbrados este deporte, en el aire. Un penalti mal tirado que sacó su vecino Neuer, compañeros de la escuela, salvando las edades.
Desde este momento solo hubo 4 palabras que resumieron, a mi entender, el partido del Bayern. El Bayern de Kroos. El ojito derecho de Jupp, Toni Kroos, hizo bailar a los germanos agarrando muy fuerte de la cintura a los londinenses, fue un absoluto monólogo y espectáculo lo del bayern. Una paliza casi ofensiva en el juego tras la expulsión del guardameta del Arsneal, Szczęsny. En la segunda mitad, Kroos-Lahm hicieron del fútbol un juego de niños y dieron indicios de lo que puede llegar a ser una época. Un gol de Kroos de fuera del área y el redondeo de Müller a pase de Lahm supusieron el casi evidente pase a octavos de los de Pep, que sueñan con ganar la orejona otra vez.
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